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martes, 19 de noviembre de 2013

Aval del Inta a la radicación de Monsanto

El presidente del organismo nacional, Carlos Casamiquela, hoy nuevo Ministro de Agricultura de la Nación sostuvo en Córdoba que el proyecto del semillero forma parte de los cambios para la “transformación del país”. Afirmó que “el desarrollo tecnológico sigue para adelante; el tema es cómo conducirlo”.


Con un presupuesto que en 2014 rondará los 2.200 millones de pesos, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) promete hacer valer su presencia territorial en Córdoba y otras regiones del país: en los próximos cinco años prevé renovar entre un 30 y un 35 por ciento de sus 7.500 profesionales y empleados, con un recambio generacional que ya comenzó para sustituir a los técnicos que finalizarán su gestión.
También tiene en la agenda seguir adelante, en convenio con el Gobierno provincial, con el proyecto de instalación de su centro de investigación y del Centro Regional Córdoba, junto con otros organismos relacionados con el agro, en un predio que asignará la Provincia para tales actividades.
A nivel nacional, comenzará la construcción de un laboratorio de sanidad animal en el área de producción de aves en Concepción del Uruguay (Entre Ríos), uno de los más modernos en Latinoamérica, mientras ya reequipó a otros cinco laboratorios relacionados con la producción de biotecnologías.
Ayer, al poner en funciones al ingeniero agrónomo Eduardo Martellotto como nuevo director regional en Córdoba, el presidente del organismo nacional, Carlos Casamiquela, dijo que la radicación del semillero de maíz de Monsanto, en Malvinas Argentinas, forma parte “de todos los cambios que está habiendo en la transformación del país”.
Ante la consulta acerca de las objeciones a esta radicación, Casamiquela argumentó: “Tratar de parar el avance tecnológico es complicado, por varias razones: una de ellas es que trae una serie de beneficios al conjunto de la sociedad. Yo escucho las críticas a algunos modelos de producción, pero la Argentina produce alimentos para 400 millones de personas. Quiere decir que el 90 por ciento de lo que producimos somos capaces, en términos energéticos, de ponerlo a disposición de un mundo que tiene dos dificultades enormes: hay mil millones de personas que tienen hambre y mil millones que tienen problemas de obesidad, con lo cual la alimentación pasa a ser un tema central”.
“El desarrollo tecnológico sigue para adelante; el tema es cómo conducirlo, no mirarlo despreocupadamente y estar atentos a la capacidad del país de tomar decisiones en términos de independencia y soberanía para las decisiones”, consignó el titular del Inta.

 Fuente: Carlos Petroli / La Voz del Campo

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