Los precios
experimentaron un profundo retroceso en julio, presionados por las condiciones
climáticas favorables en las principales regiones productoras de Estados Unidos
Los precios del cereal
forrajero experimentaron un profundo retroceso durante el mes de julio,
presionados por las condiciones climáticas favorables que se observan en las
principales regiones productoras de Estados Unidos. En el mercado de Chicago,
los contratos con entrega en septiembre perforaron a la baja la barrera de los
u$s 200/ton, en el marco de un creciente optimismo por el advenimiento de una
cosecha récord.
El período crítico de una
extensa superficie maicera comenzó hace dos semanas, presentándose en
simultáneo con precipitaciones aisladas y ausencia de temperaturas extremas.
Estas condiciones potenciarán la posibilidad de que los rendimientos alcancen
su valor proyectado de tendencia, ubicándose en torno a 100 qq/ha como promedio
nacional. Hasta el domingo pasado, el 71% de los cultivos atravesaba su período
de polinización, encontrándose el 63% del área en condiciones de crecimiento
buenas o excelentes, según se desprende del informe semanal de seguimiento del
USDA.
La amplia mayoría de las
estimaciones de producción norteamericana se ubica por encima de las 350 millones
de toneladas. De concretarse esta expectativa, implicaría un crecimiento
cercano al 30% en el volumen de producción y permitiría duplicar los
inventarios de cierre de campaña, incluso con incrementos en el consumo
forrajero, el etanol y -fundamentalmente- las exportaciones. El repunte de
estas últimas conducirá a Estados Unidos nuevamente hacia su papel de liderazgo
en el comercio global.
Apoyándose en las
evidencias presentes, los compromisos asumidos por los exportadores
involucrando mercadería de la próxima cosecha ya superan las 9 millones de
toneladas y son 40% más elevados que a la misma altura del año pasado. El
volumen de embarques ya comprometido a finales de julio es el más alto de las
últimas 17 campañas.
Por su parte, la
industria del etanol ha madurado y avizora por delante un excelente año,
gracias al abaratamiento de su principal materia prima y el sostenimiento del
precio del petróleo por encima de los u$s 100 por barril. Sus principales
interrogantes son a largo plazo, ya que el potencial de incremento en la
producción de petróleo en Estados Unidos representa una amenaza para los
biocombustibles. Distintos factores alertan que el país del norte tardará menos
de una década en lograr el autoabastecimiento de combustibles fósiles.
Frente al contexto
comentado, los fondos especulativos continuaron sumando posiciones cortas a su
cartera. Según datos de la Commodity Futures Trading Commission - CFTC de
Estados Unidos, al día martes 30 de julio los agentes no comerciales acumulaban
181.805 contratos vendidos en términos netos, equivalentes a unas 23 millones
de toneladas. En la última semana de julio dichos participantes incrementaron
sus apuestas bajistas en el equivalente a 25.559 contratos.
El panorama declinante de
los mercados externos plantea fuertes interrogantes de cara al comienzo de los
trabajos de implantación de maíz en nuestro país. La pronunciada caída de los
precios a cosecha ajustó fuertemente los márgenes, de por sí castigados por la
suba de los costos de producción y la inflexibilidad descendente de los
alquileres. En el nuevo contexto, la viabilidad del cultivo de maíz en campos
alquilados se ha reducido notablemente, aunque conserva su atractivo para
quienes producen en campo propio, fundamentalmente por cuestiones de sustentabilidad
o diversificación.
Los forwards con entrega
en abril de 2014 fluctúan entre u$s 150 y 155 por tonelada, con una caída
superior al 20% respecto del año pasado. En parte por ello, la comercialización
de maíz se encuentra mucho más atrasada. A principios de agosto de 2012, los
exportadores ya habían adquirido más de 1,5 millones de toneladas, mientras que
este año no hay prácticamente negocios. De hecho, todavía no comenzó la emisión
de ROE Verde por 365 días para la 2013/14.
Los valores FOB para embarque
en abril o mayo se encuentran en torno a u$s 200/ton, con una prima positiva
sobre el mercado de Chicago. Esta última se ha fortalecido en las últimas
semanas, reflejando los temores que generan las condiciones adversas para la
siembra. Aquella cifra implica el pago de u$s 40/ton en concepto de
retenciones, que sumado a costos de fobbing por u$s 11/ton conducen a un FAS
teórico de u$s 155/ton, incluso por debajo de los valores de mercado.
Una eventual mejora de
las primas FOB podría expandir la capacidad de pago de los exportadores y
motivar un despegue en la comercialización del cereal, a precios más atractivos
para el productor. Este escenario podría surgir como consecuencia de las
expectativas de menor área sembrada tanto en nuestro país como en Brasil. Ambos
países cumplieron un rol fundamental en último año, cubriendo la caída en la
participación de Estados Unidos.
En cuanto al segmento
disponible, la capacidad de pago de los habituales compradores cayó en línea
con las bajas externas. A lo largo de la semana se realizaron operaciones a u$s
155/ton con diferentes modalidades en entrega en los puertos de la región,
razón por la cual los precios volvieron a las pizarras que fija diariamente la
CAC. Entre el lunes y el miércoles las cotizaciones contaron con cierto margen
de mejora, dependiendo de las condiciones de calidad. En el recinto de la Bolsa
los negocios totalizaron unas 25.000 toneladas.
La exportación ya
adquirió 17,8 millones de toneladas y embarcó casi 14 millones. El ritmo de
trabajos en las terminales continúa muy activo, aunque la actividad es menor
que durante los primeros meses de la campaña. Entre los puertos de Rosario y
San Lorenzo hay unos siete buques que esperan cargar durante los próximos días.
En tanto, el ingreso de camiones a las terminales portuarias continúa
promediando unas 1.400 unidades diarias, según se desprende de los reportes que
todas las mañana publican los entregadores.
Se estima que la
industria adquirió algo más de 3,5 millones de toneladas en los primeros cinco
meses del ciclo de comercialización. Con estos números, el consumo interno se
proyecta cercano a 9 millones de toneladas, apoyado en el crecimiento del
sector avícola. Este último representa cerca del 40% del consumo interno del
cereal forrajero, mientras que el resto se divide entre la actividad porcina,
la ganadería a campo y la molienda húmeda y seca.
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