SANTA
FE, La osechadora de algodón desarrollada por el INTA y fabricada
por la empresa Dolbi de esta ciudad, sigue conquistando el mundo porque
en los últimos días se entregó la unidad número 300 y fue adquirida por
Turquía.
De bajo costo y mantenimiento, ésta
máquina desarrollada por el INTA se posiciona cada vez más en el mercado
internacional. Turquía, que compró las primeras veinte junto al
know-how de la tecnología argentina, se sumó a Brasil, Paraguay,
Venezuela y Colombia.
Javiyú es un nombre guaraní, significa
“capullo” y está recorriendo el mundo. Así se llama la cosechadora de
algodón que desarrolló el INTA Reconquista –Santa Fe– y fabrica la
empresa Dolbi, de esa provincia. La máquina marcó un cambio de paradigma
en el manejo del cultivo: permitió mecanizar la cosecha en pequeñas
superficies y su gran aceptación sumó un nuevo peldaño: ya se vendieron
300 unidades.
Entre sus destinos se encuentran
Turquía, que compró veinte máquinas y se convirtió en el quinto país en
elegirla, después de Brasil, Paraguay, Venezuela y Colombia.
“Es indudable que la Javiyú se posicionó
en el mercado internacional y seguramente seguirá sumando unidades
vendidas. Pero, por sobre todas las cosas, representa un caso exitoso de
la articulación público-privada, la generación de tecnología para
pequeños productores y la promoción del desarrollo, todos pilares de
nuestra política institucional”, destacó Francisco Anglesio,
vicepresidente del INTA.
Desde su presentación, la Javiyú fue
distinguida con el premio Innovar y fue también reconocida en los
Estados Unidos con el otorgamiento de la titularidad de la patente
internacional, considerándola “novedad mundial, actividad inventiva y
aplicación industrial”.
Para Anglesio, “este no es un dato menor
y es una prueba más de que vamos por el camino correcto”. En este
sentido, el vicepresidente del INTA resaltó el trabajo de los
especialistas de la unidad de Reconquista, “quienes supieron detectar
una necesidad y, no sólo pensar en una solución tecnológica apropiada y
apropiable para los productores algodoneros de pequeña y mediana escala,
sino que además la convirtieron en una realidad, una innovación que
incluso fomenta a la industria nacional”, expresó Anglesio.
n la Argentina, donde la producción de
algodón promedia las 600.000 hectáreas sembradas por año, “la máquina
Javiyú representa más del 50% del parque de cosechadoras”, señaló Elvio
Dolzani, uno de los titulares de Dolbi, la empresa santafesina que
fabrica y comercializa la cosechadora desde 2006, mediante un convenio
de vinculación tecnológico con el INTA.
De acuerdo con Dolzani, desde el 2008 y
con un promedio de venta de 50 unidades por año, “llegamos a las 300
máquinas comercializadas en países como Brasil, Paraguay, Colombia,
Venezuela y Turquía”. El empresario agregó que “las máquinas incluyen
know-how, un paquete tecnológico de surcos estrechos que mejora
considerablemente las condiciones del cultivo y de la cosecha”.
La iniciativa marcó un cambio de
paradigma en la manera de manejar el cultivo del algodón y significó
también un modo de devolver la competitividad. “La cosecha del cultivo
con Javiyú hizo que el productor reduzca sus costos globales y mejore
sustancialmente el promedio de rendimiento de algodón en bruto”, expresó
el representante de Dolbi.
El origen
La forma tradicional de siembra y
cosecha de algodón se realizaba en surcos anchos, de 70 centímetros y un
metro entre hileras de plantas. En cambio, la tecnología de surco
estrecho impulsada por el INTA permitió, con una distancia menor entre
filas –de 52 centímetros–, una población de más de 200.000 plantas por
hectárea.
Orlando Pilatti, técnico asociado del
INTA Reconquista –que en la actualidad trabaja ad honorem– es uno de los
creadores de la Javiyú INTA. Una cosechadora de arrastre, sencilla y de
bajo costo, que combina un aparato despojador –que trabaja con un peine
de puntones inclinados, estáticos y de montaje flexible– con un
limpiador que separa los capullos y descarta brácteas y trozos de
tallos.
En la Argentina, el 70 por ciento de la
superficie se siembra con sistemas de surcos estrechos. Si bien la
Javiyú es apta para cosechar cultivos con distintas distancias entre
líneas, a condición de que el suelo sea plano, su diseño es ideal para
surcos estrechos conducidos con las técnicas más actuales –alta densidad
de plantas, de porte mediano a pequeño y con apertura de capullos
concentrados–. Así, en condiciones adecuadas, la máquina levanta más del
95% del algodón presente en las plantas.
“El cultivo de surcos estrechos y la
recolección con Javiyú generaron cambios radicales para el productor
porque redujo los costos globales y mejoró los rindes de algodón en
bruto”, aseguró Pilatti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario