Desde el sector señalaron que la oleaginosa podría perder competitividad frente a su par estadounidense.
La harina de soja de Argentina, el principal exportador mundial del
derivado, podría perder competitividad frente a su par estadounidense
debido a una caída en el contenido proteico de los granos de soja del
país sudamericano, dijeron el martes productores y operadores, según
publicó Reuters.
Exportadores en Argentina han tenido que
actualizar sus contratos para reflejar lo que consideran una
"irreversible" merma en los niveles de proteína de la soja, cuya harina
derivada es utilizada en amplias partes del mundo como alimentos para
animales.
La tendencia probablemente presionaría los precios de
la harina de soja argentina a la baja y volvería más competitiva a
escala global al derivado de origen estadounidense, de acuerdo a
agricultores y fuentes del mercado.
La soja de Argentina
históricamente ha tenido niveles de proteína inferiores a los de sus
competidores Estados Unidos y Brasil, aunque la falta de rotación de
cultivos en su núcleo agrícola y una reciente acentuación de sequías e
inundaciones han contribuido a esta tendencia.
El bajo contenido
proteico también se explica por el énfasis que los productores
argentinos han puesto en la siembra de una variedad de soja que obtiene
elevados rendimientos a expensas de sus niveles de proteína.
"En
los últimos años hemos visto una sostenida reducción del contenido
proteico en los granos de soja de Argentina. A esta altura, creemos que
esos cambios se han vuelto irreversibles", dijo en un comunicado la
cámara agroexportadora argentina Ciara-Cec.
"Hemos estado
enfrentando restricciones como una industria con respecto a nuestra
capacidad de entregar de manera constante harina de soja con un valor
proteico de un 47 por ciento, como está especificado en los términos de
contrato estándar actuales", señaló la cámara.
Para reflejar el
presente contenido proteico en la "Harina de Soja Hipro" de Argentina,
miembros de Ciara-Cec acordaron bajar los términos de contenido proteico
de sus contratos regulares a 46,5 por ciento, de acuerdo al comunicado.
El
contenido mínimo de proteína en los contratos fue recortado a inicios
de junio a 45,5 por ciento, desde el 46 por ciento previo.
"El
sector probablemente intentará aplicar una presión negativa sobre los
precios ahora que se ha reconocido niveles de proteína más bajos", dijo
David Hughes, que administra miles de hectáreas en la provincia de
Buenos Aires, el principal distrito agropecuario del país.
Para
seguir el ritmo de la demanda mundial de alimentos, con una población
global que se acerca a las 9.000 millones de personas, Naciones Unidas
dijo que la producción internacional de granos debe crecer un 70 por
ciento para el 2050.
Esto ha puesto un gran énfasis en la
búsqueda de incrementar los rendimientos de los cultivos, relegando el
contenido de proteína a un segundo plano.
RINDES SUBEN, PROTEINA BAJA
Argentina
es el principal proveedor internacional de aceite de soja, utilizado
como insumo en el creciente mercado de biocombustibles, como también el
tercer exportador global de granos de soja.
El país sudamericano
ha abrazado variedades de soja que aportan rendimientos más elevados,
dejando en segundo plano a aquellas con mejores niveles proteicos, a
pesar de la relevancia que la proteína tiene en la evaluación de la
calidad de una harina de soja.
De acuerdo a Hughes, la falta de
una adecuada rotación de cultivos, en un país donde los agricultores
privilegian la siembra de la soja sobre el maíz y el trigo - granos cuya
exportación es limitada por el Gobierno -, es otra tendencia que
conspira contra elevados niveles de proteína en la oleaginosa.
Una
fuente en una empresa agroexportadora líder con operaciones en
Argentina confirmó que la nación está viviendo un recorte estructural en
el contenido proteico de la soja.
"Esto apunta a que los precios
de la harina de soja de Argentina bajen", dijo la fuente, que pidió que
su identidad no fuera revelada.
"Un motivo de la caída de los
niveles de proteína es la mayor frecuencia de condiciones climáticas
extremas, con más frecuencias de inundaciones (y) sequías, seguidas de
inundaciones nuevamente", señaló.
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