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martes, 19 de noviembre de 2013

Chile utiliza un promedio de 10,7 kilos por hectárea de pesticidas

Los productos con mayor cantidad de residuos son las hortalizas para el mercado interno, y las causas son exceso de uso por parte de los productores y maquinarias de aplicación obsoletas


Al elegir una lechuga en el supermercado o la feria las personas tienden a elegir la más verde, grande y fresca. Lo mismo ocurre con el resto de las verduras y frutas: siempre se busca la de mejor aspecto.
Sin embargo, pocos saben lo que puede haber detrás de ese producto. Porque el agricultor, para obtener una cosecha óptima en rendimiento y calidad recurre a la ayuda de agroquímicos que, aplicados en forma adecuada, cumplen bien sus objetivos. Pero, muchas veces, se aplican mezclas o volúmenes de pesticidas por sobre los autorizados en la normativa vigente y por las normas internacionales. Así, una inocua lechuga puede tener en sus hojas niveles de residuos, en ocasiones de productos prohibidos en otros países, que la llevan a tener efectos negativos para la salud (ver recuadro).
El uso inadecuado, sumado a una mínima fiscalización por parte de los encargados, está entre los principales factores que explican que Chile esté entre los países con niveles más altos de uso de pesticidas en el mundo. De hecho, pasó desde un nivel de 4,6 kilos de pesticidas por hectárea arable en 2005, según datos de la FAO, a un promedio de 10,7 kilos entre ese año y 2009, superando ampliamente al que tiene la OCDE, en torno a 0,21 kilos.
Los análisis
Un estudio que realizó en 2010 el Centro Clínico del Cáncer de la Clínica Las Condes, junto con el programa Contacto de Canal 13 -en el que analizaron productos como las lechugas y espinacas disponibles en supermercados y ferias de Santiago- arroja, como ejemplo, que en al menos tres muestras de lechugas hay niveles diez veces mayores a lo permitido de residuos de fungicidas, mientras que en espinacas los resultados tienen altos restos de insecticidas.
A ese análisis se suma un reporte del Instituto de Salud Pública (ISP), de 2011, que identifica que el 11% de una muestra de 228 alimentos -que incluye leche, huevos y alimentos infantiles- tiene residuos de pesticidas y que, de ellos, el 1% supera los límites legales.
El único análisis periódico y nacional que mide los residuos de pesticidas en frutas y verduras lo hace el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), desde 2009. En el último disponible, de 2012, se observa que el 3% de los productos supera el límite máximo de residuos que acepta la legislación -especialmente kiwis y cerezas- y que, además, el 1,5% excede el límite que exige el Ministerio de Salud.
Salvo este informe anual, no existe otro tipo de muestreo sistemático realizado por un organismo oficial que mida los residuos de pesticidas en los alimentos de consumo interno. Tampoco se sabe qué ocurre en los campos, porque si bien cada producto indica cómo debe aplicarse, es complejo fiscalizar si se cumple. Además, en el país no existe una normativa que exija capacitación para quienes pueden aplicar un producto (solo hay normas de protección al trabajador, para evitar daños a su salud) ni un control a la maquinaria que se utiliza para ello, como sí se hace en algunos países de destino de los envíos nacionales, como Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

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