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martes, 3 de septiembre de 2013

Fertilización, clave en la cebada

También se enfatizó sobre el uso de semillas de calidad y el manejo integral de enfermedades. Los consejos en una jornada técnica en Tres Arroyos.



Tras una campaña récord en cantidad de hectáreas sembradas, aunque irregular en rendimientos y calidad debido a las condiciones climáticas y a las enfermedades que dañaron el cultivo, los productores del sur de la provincia de Buenos Aires presentan mayores recaudos para 2013.
Con estas previsiones Syngenta y Maltería Quilmes convocaron en esta ciudad a la VII Jornada Técnica sobre Cultivo de Cebada 2013, a la que asistieron más de 120 personas entre productores y técnicos de la región.
El encuentro arrancó con el tema fertilización nitrogenada en cebada y su impacto sobre el rendimiento y la calidad. El ingeniero agrónomo Ignacio Alzueta (de la Facultad de Agronomía de la UBA y becario del Conicet, destacó la importancia del cultivo previo, del nitrógeno inicial y del nivel hídrico para proyectar el rendimiento. “El rinde va de la mano del número de granos en un período crítico que se extiende de 30 a 40 días antes de la floración y está directamente relacionado con los granos por metro cuadrado. En la cebada, principalmente, se genera un gran número de granos con un gran número de espigas. Para ello se necesita generar un importante número de macollos”.
El especialista exhibió modelos de simulación para diseñar estrategias de fertilización. Con diferentes variables, mostró cuál es el rendimiento potencial medio de la zona, estudiado durante 23 años: “La cebada –a diferencia del trigo– tiene mayor capacidad de generar esos macollos asociada al aumento de nitrógeno inicial”.
En tanto, sobre la fertilización en cebada y el rendimiento, argumentó: “Se debe procurar maximizar la tasa de crecimiento durante el periodo crítico, con el fin de establecer un mayor número de espigas, o sea, diferenciar muchos macollos y que esos macollos no se me mueran. En ese periodo crítico debe crecer mucho el cultivo. Obviamente que esto depende de las condiciones ambientales a las cuales estamos expuestos, pero particionar las dosis de nitrógeno puede ser una buena estrategia, dependiendo del lote y de cómo venga el año con las precipitaciones”.  
Semillas y manejo integral
La doctora Mirta Kiehr, de la Universidad Nacional del Sur (UNS), resaltó la importancia de la semilla como primer inóculo de enfermedades al suelo. “En el rastrojo pueden vivir y crecer los hongos, algo que se acentúa en labranza cero. Especies como Fusarium matan plántulas y Rhizoctonia o pietín sobreviven en plantas alternativas (malezas o raíces de las gramíneas). La Rhizoctonia aparece temprano, en forma de manchones. Condiciones como clima semiárido, suelos arenosos, baja fertilidad, baja temperatura en momento de siembra o pasturas como cultivo previo, son todas predisponentes a esta enfermedad”.
“Recomendamos destruir las malezas entre dos y tres semanas antes de la siembra, teniendo en cuenta que el glifosato y las sulfonilureas predisponen el ataque. También utilizar semillas de calidad que no vengan infectadas, fertilizar y lavar muy bien la maquinaria utilizada. En tanto, contraontra la Rhizoctonia spp no hay resistencia. Una vez que está en el campo, la enfermedad tardará unos siete años en disminuir por actividad microbiana antagonista", dijo Kiehr.
A su turno, el ingeniero Ariel Quatrocchio, de Argenagro, planteó la necesidad de realizar un manejo integral de enfermedades, consistente en ver de qué manera se integran los manejos culturales, la genética y los tratamientos químicos. Los monitoreos siguen siendo la clave del manejo y control de enfermedades, más aún en la aplicación de fungicidas, expresó. 
En ese sentido, el especialista mostró diversos ensayos realizados en 2013 (un año muy particular desde el punto de vista climático), con lluvias de 800 milímetros para el cultivo, un ambiente predisponente a enfermedades, con temperatura, humedad y condiciones climáticas generales como días nublados. En los cinco tratamientos realizados con productos de la multinacional suiza se observaron con claridad resultados positivos en enfermedades como mancha en red, frente a los casos testigos, que llegaron a perder de 4 a 8 hojas por día.
Al respecto el ingeniero Diego Álvarez, de Lares, disertó sobre el manejo de enfermedades foliares teniendo en cuenta los aspectos ecofisiológicos de la cebada. Destacó los resultados obtenidos en los ensayos realizados en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, la importancia del monitoreo y la eficacia de control de las enfermedades utilizando fungicidas.
Para preservar la sanidad, el ingeniero Francisco Ciucci, integrante del equipo de Servicio Técnico Syngenta, hizo hincapié en la necesidad de monitorear y, en caso de aparición de enfermedades, bajar el inóculo inicial, dependiendo de qué tan sensible sea la variedad sembrada. “No hay que dejar avanzar a la enfermedad, no hay que llegar tarde con el fungicida”, afirmó.

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