Los ganadores son los que saben aprovechar las ventajas de la volatilidad.
Este año muchos propietarios
pasaron meses negociando con los arrendatarios el valor de los
arrendatarios agrícolas. Pero los hechos indican que los que cerraron temprano fueron los que mejor negocio hicieron.
En la actual coyuntura bajista
pelearle un quintal más de soja al arrendatario resultó –además de
desgastante– completamente perjudicial.
La estructuración de los plazos y
modelos de contrato negociados este año en la región pampeana argentina
son bastante variables. Puede incluir –por ejemplo– un pago inicial
valorizado en soja disponible, un segundo en diciembre al valor de la
soja nueva (mayo 2014) y el último en cosecha (que en algunos casos se ajusta según el rinde final obtenido).
En cualquier caso, el mejor
momento para recibir la primera cuota del alquiler fue en mayo pasado,
cuando la soja disponible se ubicaba en valores superiores a 330
u$s/tonelada.
En los meses de junio y el primer tramo de julio hubo repechaje:
los valores de la soja disponible se ubicaron entre 220 y 230
u$s/tonelada. Pero la situación actual es completamente diferente con
valores que apuntan a perforar los 300 u$s/tonelada (los dueños de campos que aún no cerraron acuerdos están por cierto en el peor de los mundos).
En lo que respecta a los pagos atados
con la soja mayo 2014, hasta mediados de junio pasado hubo
posibilidades de tomar en el Matba precios superiores a 300
u$s/toneladas. En la actualidad el precio previsto para la cosecha es
del orden de 275 u$s/tonelada (aunque en los próximos meses quizás
aparezcan oportunidades para capturar precios superiores a esa cifra).
En definitiva:
los propietarios que este año aceptaron readecuar los contratos de
arrendamientos –con bajas en qq/ha de soja o mayores plazos– con un
cobro temprano de la/s primera/s cuota/s del alquiler están este año
mucho mejor posicionados que aquellos que se quedaron hasta último
momento rematando el campo al mejor postor.
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