Villa Dolores. “Mi hija hace dos meses que tiene problemas respiratorios, consultamos a médicos y nos preguntaron si en la zona había presencia de algún tóxico porque su cuadro perduraba”, dice Mario Nóbile Soler, padre de una alumna de la escuela Vicenta Tello de Lima, del paraje Corralito, a 40 kilómetros de Villa Dolores. Padres y vecinos de ese establecimiento rural apuntan a una empresa que produce aceites de oliva, colindante con la escuela. Dicen que fumiga los olivares y que esa práctica afectaría la salud de los alumnos. El área se encuentra en jurisdicción de la comuna de Luyaba.
El planteo no es muy diferente del de otros colegios rurales, en otros puntos de la provincia. Varían las zonas o el tipo de cultivo: en el centro y sur del mapa cordobés son campos de soja o maíz, por ejemplo.
Sólo parecen escapar a esos dilemas algunas escuelas que dicen haber llegado a acuerdos con los productores para que fumiguen sólo de noche, o durante las vacaciones escolares.
Este caso, con acuerdo
En esta escuela de Traslasierra, sus autoridades convocaron a una reunión de la que participaron padres, vecinos, la propietaria de la olivícola y el jefe comunal Ulises Altamirano, quien manifestó que ese emprendimiento, que funciona desde el año 2005, no estaba registrado en la Comuna ni presentaba las recetas de sus aplicaciones de agroquímicos.
“La empresa ahora nos presentó la habilitación; desde ahora, cada vez que haga alguna una aplicación deberá presentar la receta y pedir el permiso correspondiente”.
Es lo que corresponde hacer en toda la provincia.
Por su parte, Verónica Ortega, propietaria de la empresa, expresó: “Nosotros no usamos agrotóxicos, utilizamos aminoácidos y minerales que le ponemos a la tierra. Desde el primer día nos acompaña un ingeniero agrónomo, todos estamos aprendiendo. La comuna nunca nos solicitó nada y cuando lo hizo cumplimos”, explicó.
La zona ostenta, además, un marcado perfil turístico y ecológico. El jefe comunal Altamirano adelantó que se está trabajando para declarar a Luyaba libre de agrotóxicos. En esta región no hay casi cultivos que demanden el uso masivo de agroquímicos, como ocurre con la soja, la papa o el maíz.
En la reunión, coordinada por las inspectoras educativas de ambos niveles, la empresa
–que asumió utilizar magnesio, zinc y cobre– se comprometió a no usar la pulverizadora a menos de 600 metros de la escuela, tampoco en horario escolar, y usar mochilas para las plantaciones más cercanas al establecimiento. Aunque admitieron el avance, algunos padres plantearon que preferirían la no aplicación de ningún producto.
Fuente: La voz del Interior
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