Seis simples pasos te separan de un mate perfecto. Aprendelos y a disfrutar!
Paso 1 - Llená el mate con 2/3 de yerba mate.
Paso 2 -
Cubrí la parte superior del mate con tu mano, voltealo y sacudilo
suavemente. Así, las partículas más pequeñas quedarán arriba lo cual
evitará que se tape la bombilla. Cuando vuelvas el recipiente otra vez a
su posición, la yerba deberá quedar oblicuamente.
Paso 3 -
Vertí suavemente agua tibia en el lado que tiene más profundidad (en el
hueco), hasta que la yerba se eleve debido a que se hincha (esta es la
razón por la cual el mate no se llena de yerba al comienzo del
proceso).
Paso 4
- Dejá el mate reposar por algunos segundos, volvé a colocar agua
caliente, hasta ver que la yerba eleva y tiene un poco de espuma.
Paso 5
- Luego de uno o dos minutos, tomá la bombilla y con tu pulgar tapando
el orificio (evitará que se tape) colocala firmemente dentro del mate,
desde el lado de mayor profundidad. Haciendo presión hacia adentro, la
bombilla toma la función de “pala” hasta colocarse verticalmente. A
partir de este momento, la bombilla no deberá moverse más.
Paso 6 - Terminá de llenar el mate con agua caliente (entre 80 y 90º, es decir, casi al punto de ebullición, pero no hervida).
El
mate está listo para tomar, y quien lo ha preparado, será quien tome el
primero, llamado “mate del zonso”, que es generalmente el más fuerte y
sin el gusto apropiado (algunos suelen escupir el resultado de este
primer mate, por esa razón).
Para
el cebado es importante saber que no se debe mojar toda la yerba. Lo
ideal es que eches el agua cerca de la bombilla (en el hoyo que habías
dejado), y luego, a medida que cebes, vayas mojando el resto. Cuando la
infusión pierde su fuerza y pequeños pedacitos de yerba aparezcan
flotando en la superficie, el mate se ha lavado, y habrá que
“arreglarlo”. Algunos sostienen que esta segunda ronda, será aún más
rica, dado que el recipiente ya está caliente y se ha impregnado del
gusto.
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