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martes, 18 de febrero de 2014

Para Alemania, el glifosato no es un riesgo para la salud

Este país es el responsable de revaluar la toxicidad del herbicida para que la Unión Europea decida recategorizar o no a esta sustancia.



 Nuevo informe europeo indica que el glifosato, uno de los herbicidas más usados en el mundo, no representa un riesgo para la salud.
Esta sustancia se usa en combinación con semillas modificadas genéticamente para resistir al glifosato. De esta manera, cuando se aplica el producto, se eliminan todas las hierbas a excepción del cultivo transgénico.
El trabajo fue realizado por el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos, por encargo de la Unión Europea (UE). La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria entregará este borrador a otros expertos para una evaluación final, con el objetivo de renovar el estatus del glifosato como herbicida autorizado.
La sustancia obtuvo la aprobación en la UE en 2002, pero ahora debe renovar su validez ante este organismo.
El trabajo confirma los hallazgos de la evaluación previa. Según el instituto alemán, el glifosato no presenta propiedades carcinogénicas ni mutagénicas.
Tampoco tiene efecto tóxico sobre la fertilidad, la reproducción o el desarrollo fetal y embrionario en los animales de laboratorio, y se considera que no presenta riesgos para la salud humana.
Para llegar a estas conclusiones, la institución alemana evaluó 150 nuevos estudios toxicológicos y examinó los 300 ya existentes. En este borrador se tuvieron en cuenta 900 publicaciones científicas.
La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. y la Organización Mundial de la Salud clasificaron al glifosato como de baja toxicidad, englobado en la clase III para exposición oral e inhalación en una escala de I (más tóxico) a IV (menos tóxico).
En Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) siguió el mismo criterio.
Críticas
Desde sectores ambientalistas, aseguran que los estudios científicos en los que se basa esta clasificación son realizados por las mismas empresas que venden el producto, con lo cual existe un conflicto de intereses.
Y sostienen que el herbicida es responsable de muchos problemas de salud en pueblos argentinos afectados por la fumigación aérea de los campos aledaños.
El investigador argentino Andrés Carrasco desató una polémica en 2009 con una investigación en la que demostraba que el glifosato tenía un efecto teratogénico y provocaba deformaciones en embriones animales.
En 2012, la Justicia de Córdoba encontró culpables a productores y fumigadores por el uso indebido de plaguicidas, entre ellos, glifosato.
Aún falta que se eleve a juicio la causa madre para determinar si esas fumigaciones ilegales provocaron daños en la salud de los vecinos del barrio Ituzaingó.